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En la recesión, incluso quienes tienen trabajo sufren

9 de marzo de 2009

En cubículos, fábricas y negocios, los empleados se dicen unos a otros, "bueno, al menos tenemos trabajo" en estos tiempos de crisis.

Sin embargo, ese puede ser escaso consuelo ya que muchas empresas están reduciendo las horas de trabajo o contratando exclusivamente personas que trabajan por horas. Quienes viven de comisiones ven mermar sus ingresos al disminuir las ventas y numerosos empleados del gobierno están recibiendo licencias sin goce de sueldo.

Esos trabajadores no son tomados en cuenta en el cálculo de desempleados y no tienen derecho a los beneficios de las personas que se quedaron sin empleo. Pero atraviesan por tiempos muy duros y gastan menos, lo que se refleja en la economía.

Son millones de personas cuyos ingresos disminuyeron a pesar de que conservan sus trabajos.

"No puedo comprar las cosas que necesito para alimentar a mi familia hasta fin de mes", expresó Rhonda Wagner, una empleada estatal californiana de 52 años que está ganando menos desde que el estado dispuso licenciar a sus trabajadores algunos días del mes.

Antes de ese medida, Wagner a duras penas pagaba sus cuentas. Ahora corre peligro de perder su vivienda y le cuesta pagar sus deudas.

"Voy a tener que robarle al Pedro para darle a Pablo", se quejó. "Tenemos que trabajar, pese a que no nos pagan" lo que se necesita para vivir.

El año pasado más de 4,5 millones de personas dependieron de ingresos variables, como propinas y comisiones, según el Departamento del Trabajo. Y la cantidad de personas que trabaja por horas, no a tiempo completo, aumentó un 76% en el último año.

El promedio de horas que trabaja un empleado descendió. Y un sector que ha sido particularmente afectado por la recesión es el de los trabajadores que viven de comisiones, como los vendedores de autos.

Las personas que conservan su trabajo están mejor que las que lo pierden, pero de todos modos encaran serios problemas, según Edward Lazear, profesor de administración de recursos humanos de la Universidad de Stanford y quien fue director del Consejo de Asesores Económicos del presidente George Bush.

A medida que disminuye la demanda de bienes y servicios, las empresas se ven obligadas a reducir costos, bajando los salarios del personal que retiene. Generalmente lo hacen recortando horas. A la larga, si persiste la recesión, una feroz competencia por los empleos disminuirá sueldos y beneficios.

"Otras personas compiten contigo por un trabajo y están dispuestas a tomarlo por menos dinero", dijo Lazear. "En los próximos tres años, el aumento de los sueldos será menor de lo que habría sido si no hubiese habido una recesión".

Cuando una firma rebaja los sueldos, o los congela, el trabajador siente el impacto gradualmente. Pero las meseras, vendedores de autos, empleados de tiendas y todo aquél involucrado con sectores más vulnerables a los ciclos económicos sufren reducciones de ingresos más inmediatas, señaló Sylvia Allegretto, economista de la Universidad de California en Berkeley.

"Van a sentirlo porque las propinas, las comisiones, las horas extras, todo eso, junto con las horas que uno trabaja, van a mermar", dijo Allegretto.

Será difícil calcular el impacto ya que el Departamento del Trabajo no lleva estadísticas de este sector en particular, agregó.

Pero ya hay mucha gente empleada que está sufriendo las consecuencias de la desaceleración económica.

Hasta el año pasado, Michael Klein, de 58 años, ganaba unos 125.000 dólares anuales vendiendo vehículos todo terreno Hummer en una concesionaria de Concord, cerca de San Francisco. Tenía 20 años de experiencia y estaba acostumbrado a vender entre 15 y 25 vehículos al mes. Pero subieron los precios de la gasolina, se restringieron los créditos y las ventas bajaron.

Ahora Klein trabaja los siete días a la semana, 12 horas diarias, y vende ocho autos al mes. Sus ingresos se redujeron a más de la mitad.

En el pasado, Klein cobraba exclusivamente comisiones. Pero la concesionaria ahora dispuso un subsidio para los empleados que no superan los 1.500 dólares mensuales. Hace poco, Klein apeló a ese pago por primera vez.

Klein, quien es divorciado y tiene hijos grandes, puede pagar dos tercios de la hipoteca de su casa. Está tratando de renegociar los términos del préstamo. Mientras tanto, recibe notificaciones de su banco de que no está enviando lo suficiente.

"Les dije, si podemos hacer algo, mejor. Si no, aquí tienen la casa", comentó.

Klein ya no visita a su hija y su nieta en Las Vegas, no va al cine ni come afuera.

Pero, como buen vendedor, le dice a sus clientes que los Hummer y otros vehículos todo terreno pueden ser tan económicos como los autos más pequeños, pues pueden transportar más gente.

En febrero, el promedio de horas trabajadas fue de 33,3 horas por semana, levemente superior al de 32,9 de enero, que fue el más bajo desde que se comenzó a llevar esa cuente, en 1964.

Más de 8,6 millones de personas están trabajando a tiempo parcial, de acuerdo con cifras oficiales. Ello representa un 76% más que hace un año.

Para trabajadores como Richard Thomas, esto implica trabajar sin seguro médico ni los demás beneficios que perciben los empleados a tiempo completo.

Thomas trabajaba a tiempo completo como camionero. Al disminuir la actividad, decidió probar fortuna en su ciudad, San Luis, pero lo único que consiguió fue un trabajo como conductor de autobuses escolares, a tiempo parcial.

Thomas, de 36 años, dice que trabaja unas 25 horas semanales y trata de hacer otras cosas.

No tiene familia y logra sobrevivir, pero no puede darse ningún lujo. Y, dado que trabaja, no puede cobrar seguros de desempleo.