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Empresa ensaya dirigible para comunicaciones inalámbricas

Los globos dirigibles representarían una alternativa frente al aspecto desagradable de las torres de telecomunicaciones en tierra y los altos costos de los satélites en el espacio.

25 de agosto de 2006

Palmdale, California, EE.UU. Bob Jones tuvo una idea de alto vuelo para mejorar las comunicaciones mundiales: colocar aeronaves robotizadas en varios puntos estratégicos sobre la Tierra.

Jones, ex administrador de la NASA, avizora una flotilla de "estratélites" no tripulados que se ubicará en la atmósfera y cubrirá grandes territorios con acceso inalámbrico a comunicaciones de voz y datos de alta velocidad.

Incluso, el empresario regresó recién de un viaje a Colombia y dijo que habló con funcionarios del gobierno sobre la posibilidad de desplegar en esa nación sus "estratélites" _llamados así porque llegarían a flotar en la estratosfera_.

La idea de utilizar dirigibles como plataformas de comunicaciones no es nueva; fue analizada ampliamente durante el auge de las empresas de alta tecnología a finales de la década de 1990. Sin embargo no despegó entonces, y Jones es el primero en reconocer que el nuevo proyecto representa una apuesta. Los vuelos de un prototipo comenzarían pronto en esta ciudad del Desierto de Mojave, situada a una hora de Los Angeles por carretera. La construcción del modelo costaría unos 3 millones de dólares y sus dimensiones representan una quinta parte de las que tendría la aeronave en su versión comercial.

Jones dice que el ensayo será crucial para el futuro de esta tecnología.

"No quiero ver que esto se caiga en el jardín trasero de alguien ni que tengamos que volverlo a colocar sobre Las Vegas", dijo Jones, presidente de Sanswire Networks LLC, la empresa que desarrolló el "estratélite".

Si todo resulta conforme a lo previsto, los vuelos controlados a distancia podrían comenzar a finales de este año desde la Base Edwards de la Fuerza Aérea, cerca de Palmdale. Durante las pruebas, la aeronave flotaría a 13.500 metros de altura durante varias horas. Jones prevé que los dirigibles comerciales ascenderán a 19.500 metros y se mantendrán en alto durante 18 meses.

Por ahora, el objetivo de Jones es probar cómo funcionan los componentes de la aeronave. Espera construir un vehículo comercial en los próximos años. A diferencia de la forma cilíndrica que tienen los dirigibles tradicionales, el "estratélite" muestra una nariz ahusada, como la de un tiburón. El dirigible, que funciona con energía solar, transportará un radio y varios aparatos con tecnología digital.

El interés por las aeronaves ha ido en aumento. Los militares estadounidenses exploran esa tecnología para vuelos de reconocimiento y seguridad interna. Las corporaciones desean también usar dirigibles para su uso en comunicaciones civiles.

A finales de la década pasada, varias empresas coquetearon con la posibilidad de suministrar servicio de internet y telefonía desde plataformas flotantes de comunicaciones. Muchas de esas ideas quedaron olvidadas cuando sobrevino la crisis de las empresas de internet; proliferó en cambio el servicio de banda ancha distribuido mediante líneas telefónicas y cable de televisión. Sin embargo, los dirigibles podrían ser útiles en algunos nichos del mercado, por ejemplo las zonas rurales sin cobertura o durante desastres naturales, cuando fallan las torres en tierra.

Después del huracán Katrina, varios proveedores de telefonía inalámbrica basada en satélites experimentaron un alza en el uso de sus servicios en las zonas devastadas de la costa estadounidense del Golfo de México. Ese mercado reducido no sería suficiente para que sobrevivan los fabricantes de dirigibles, dijo Robert Rosenberg, presidente de Insight Research Corp., una firma investigadora del sector de las telecomunicaciones, con sede en Nueva Jersey.

"Esto es ejemplo de una tecnología en busca de un mercado", consideró.

Jones considera que sus "estratélites" podrían reemplazar a las antiestéticas torres de transmisión celular y costarían menos que los satélites. Los globos estarían llenos de helio. Debido a la altitud que alcanzarían los dirigibles, Jones considera que sus equipos de radio podrían abarcar un área ligeramente más grande que el territorio de España.

Las torres celulares enfrentan las limitaciones impuestas por las autoridades para no afear el paisaje, y adolecen de un alcance muy limitado. Los satélites geoestacionarios tienen la desventaja de que sus señales tardan un cuarto de segundo en recorrer 36.000 kilómetros de ida y vuelta, algo insignificante en las transmisiones de televisión pero terrible para comunicaciones bidireccionales mediante computadoras conectadas a la internet.

Jones dijo que sus plataformas flotantes transportarán equipo de radio que utiliza tanto frecuencias sujetas a licencia como otras libres. La compañía solicitará licencias del espectro inalámbrico en caso necesario y trabajará con empresas que posean ya esos permisos. Hay dudas sobre la durabilidad de los dirigibles. Ningún vehículo ha permanecido jamás durante meses ininterrumpidos en la estratosfera, donde rara vez se forman nubes y donde las temperaturas son gélidas.

No está claro en qué forma afectaría el medio ambiente a un dirigible.

En un hangar celosamente vigilado, el prototipo de 37,5 metros de largo, llamado Sanswire 2, es mantenido en tierra con costales repletos de arena, en una zona acordonada. Una decena de empleados daba los toques finales a la aeronave antes de su primer vuelo. El prototipo de Jones pesa apenas 337 kilogramos y contiene cinco cámaras separadas de helio en caso de que alguna presente fugas. Está fabricado en un compuesto duro de carbono que le da una estructura rígida, como los zepelines de comienzos del siglo XX.

Además de Colombia, otros países han expresado interés, pero ninguno ha firmado contratos.
 
 
Fuente: AP