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Emigrantes enviaron US$53.600 millones a Latinoamérica

31/3/06
18 de abril de 2006

Los trabajadores emigrantes de América Latina y el Caribe enviaron el año pasado a sus países 53.600 millones de dólares, lo que supuso un aumento de casi un 17 por ciento frente a 2004, reveló un estudio divulgado hoy en Brasil por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estudio, realizado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FUMIN) del BID, fue presentado hoy ante un seminario previo a la Asamblea Anual de Gobernadores de la institución, que se celebrará entre el 3 y el 5 de abril en la ciudad de Belo Horizonte. Al inaugurar el seminario, el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, apuntó que los envíos de divisas por parte de los emigrantes pueden promover inversiones, generar empleo y formar capital, pero no representan una solución mágica para los problemas de desarrollo de Latinoamérica y el Caribe. Según el dirigente colombiano, "ante la persistencia previsible de esos flujos, en el futuro, en los perfiles demográficos y económicos de los países, instituciones de desarrollo como el BID y la comunidad internacional tienen la responsabilidad de maximizar los aspectos positivos de la emigración y minimizar su costo", apuntó el dirigente colombiano. Entre las medidas que recomiendó, está la de facilitar el acceso de los emigrantes y de sus familias al sistema financiero formal: "En la medida en que los envíos contribuyan a fomentar una cultura de ahorro popular en bases amplias, que permita generar oportunidades de crecimiento y empleo para todos, también podrán reducirse los costos resultantes de la emigración para los países de nuestra región". El FUMIN calcula que cerca de 25 millones de trabajadores latinoamericanos y caribeños adultos viven hoy en el exterior, y que casi dos tercios de ellos envían dinero a sus países de origen, en general en montos de valor reducido, que oscilan entre 100 y 300 dólares. El monto creciente de esos envíos supera hoy ampliamente la ayuda financiera al desarrollo ofrecida por países donantes y organizaciones internacionales a los paises de la región. La mayor parte de los 56.300 millones de dólares en divisas que ingresaron en el subcontinente el año pasado se dirigió a México, que recibió más de 20.000 millones de dólares. En segundo lugar aparece Brasil, cuyos trabajadores que viven en el exterior enviaron a sus familias unos 6.400 millones de dólares. Los países centroamericanos firmantes del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (CAFTA), a su vez, recibieron en total más de 11.000 millones de dólares de sus trabajadores migrantes, mientras que los miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) vieron ingresar en sus países más de 9.000 millones de dólares. Sin embargo, según el FUMIN, sólo una pequeña parte de esos flujos millonarios ingresa en la economía formal, ya que menos del diez por ciento de los latinoamericanos y caribeños beneficiados por los envíos tiene acceso a cuentas de ahorro, créditos para la compra de viviendas o préstamos para pequeñas empresas. En este sentido, el BID y el FUMIN creen que los envíos podrían motivar los gobiernos e instituciones multilaterales a impulsar una "democracia financiera", mediante la apertura de los servicios de las instituciones bancarias a las poblaciones más pobres. Según las dos instituciones, pese a que no pueden substituir una estrategia de desarrollo, el impacto de los envíos de dinero podría ser multiplicado si esos recursos ingresan en la economía formal, donde su impacto podría ser multiplicado a través de inversiones en educación, salud, microempresas y habitación.