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El Gobierno británico y la banca firman un acuerdo sobre crédito y bonos

El Gobierno británico y los principales bancos que operan en el Reino Unido firmaron un acuerdo sobre crédito, bonos y transparencia, bautizado como "Proyecto Merlín", que compromete a las instituciones financieras, entre otras cosas, a limitar las primas que conceden a sus empleados y cargos directivos.

9 de febrero de 2011

Londres - El ministro de Economía, George Osborne, presentó hoy los detalles del acuerdo en el Parlamento, un día después de conocerse que el Gobierno británico incrementará el impuesto que grava los beneficios de los bancos, lo que supondrá una recaudación extra al año de 2.500 millones de libras (unos 2.959 millones de euros).

Osborne explicó que el Proyecto Merlín compromete a los bancos a establecer una línea de crédito de 190.000 millones de libras (223.480 millones de euros) para las empresas -con 76.000 millones de libras (89.364 de euros) para las pequeñas empresas- y a revelar los detalles salariales de sus empleados mejor pagados.

Las instituciones financieras también tendrán que facilitar 1.000 millones de libras (1.174 millones de euros) en concepto de capital riesgo para un plazo de tres años destinados a pequeñas empresas en las regiones del Reino Unido más afectadas por la crisis.

El Banco de Inglaterra será el organismo encargado de supervisar que los bancos cumplen sus compromisos crediticios.

El proyecto no incluye la propuesta de la oposición laborista de imponer un impuesto fijo a los bonos bancarios, pero Osborne indicó que en virtud de este acuerdo las primas este año del personal en el Reino Unido de los cuatro grandes bancos -HSBC, Barclays, Lloyds y RBS- serán menores que las percibidas el año pasado.

El Santander se unió al acuerdo, pero sólo en la parte crediticia, y no en lo referente al pago de bonos.

Otro compromiso es el de financiar con 200 millones de libras (235 millones de euros) el denominado "Big Society Bank", la institución financiera de nueva creación con la que el primer ministro, David Cameron, quiere financiar proyectos comunitarios.

Osborne reconoció "los terribles fallos" que cometió el sector y que derivaron en la crisis financiera global de 2008, pero añadió que "la ira y las represalias no aportarán un punto porcentual al crecimiento económico ni crearán un solo puesto de trabajo".

Sus palabras estuvieron en la línea de lo declarado por Cameron hace unas semanas, cuando pidió a la sociedad que no convirtiera a los bancos en el chivo expiatorio de la crisis y sus consecuencias.

Las primas son el elemento más espinoso del acuerdo alcanzado, teniendo en cuenta que el Estado británico tuvo que acudir al rescate de los bancos cuando se vieron al borde del abismo en 2008.

Esa inversión multimillonaria fue la responsable, en buena parte, del drástico recorte presupuestario aprobado por el Gobierno que está afectando a millones de ciudadanos.

Desde diversos sectores se ha pedido a los bancos que mantengan la mesura en esos pagos extraordinarios a sus cargos directivos, tal y como se hizo en 2009, pero se espera que el montante total de los bonos correspondientes a 2010 -con los bancos ya recuperados- sea de unos 6.000 millones de libras (7.050 millones de euros).

A lo que también se han comprometido HSBC, Barclays, Lloyds y RBS es a publicar lo que cobran sus cinco directivos mejor pagados, aunque esto no incluirá a los "traders" de las divisiones de la banca de inversión que no tienen responsabilidad ejecutiva.

El Gobierno explicó que la evaluación del grado de cumplimiento por parte de los bancos de sus compromisos crediticios será un elemento decisivo para calibrar el cumplimiento de objetivos por parte de los directivos y, por lo tanto, determinar sus bonos.

Tras alcanzar este acuerdo, la idea del Gobierno británico es legislar a partir de 2012 que todos los bancos del país publiquen los salarios de los miembros de sus consejos de administración, así como los de los ocho directivos mejor pagados por debajo del nivel de los consejos de administración.

Esta será una obligación también para las operaciones en el Reino Unido de bancos extranjeros como Goldman Sachs y UBS.

El acuerdo, anunciado a bombo y platillo por el Gobierno, fue acogido con escepticismo por las pequeñas empresas.

Andrew Cave, de la Federación de Pequeñas Empresas, afirmó que el acuerdo puede tener un resultado meramente "académico", ya que el problema con el que se encuentran los pequeños empresarios cuando piden dinero a los bancos es que les piden intereses más altos.

"La gran mayoría de negocios no va a los bancos a buscar financiación en este momento. Y aquellos que lo hacen nos dicen que el coste de asumir un crédito -nuevo o existente- está aumentando. Esto no va a cambiar con este anuncio", afirmó Cave.

El responsable económico del laborismo, Ed Balls, minimizó el alcance del acuerdo, argumentando que sirve para salvar la cara al Gobierno, dando una imagen de contundencia frente a los bancos, y para que las instituciones financieras puedan mantener sus bonos sin el freno real que supondría una tasa fija que los gravara.

"Para un ministro de Economía que era tan duro cuando estaba en la oposición y que incluso ayer prometía tanto, esto es un resultado penoso y una marcha atrás vergonzosa", dijo Balls.

EFE