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Economía EE.UU. podría sufrir recaída

26 de mayo de 2009

(WASHINGTON) La economía de Estados Unidos parece destinada a sufrir varios años de crecimiento débil y alto desempleo, que la dejarían vulnerable a una recaída en la recesión una vez que se apague la enorme dosis de estímulo del Gobierno.


Si bien parece probable que un crecimiento tenue se reanude a fines de este año y se acelere modestamente hacia el 2010, el estallido del crédito ha dejado a las familias y las empresas sin capacidad o sin voluntad para endeudarse y gastar con tanta libertad como antes de la crisis.


El Gobierno de Estados Unidos ha intervenido como prestamista y consumidor de última instancia, pero sus profundos bolsillos no son ilimitados. La menor disposición política y de los inversores por asumir más deudas podría interferir en el camino de cualquier plan de gasto adicional grande.


"Cuando uno quita el estímulo del Gobierno, lo que puede generar el sector privado en términos de crecimiento, se siente como una recesión", dijo Jeffrey Rosenberg, jefe de estrategia global de crédito de Banc of America Securities Merrill Lynch en Nueva York.


Rosenberg cree que la economía de Estados Unidos podría arrastrarse a un ritmo lento en el rango del 0,5 % al 1,5 % mientras los bancos se recuperan de la crisis crediticia, lo que llevaría otros tres años.


"Esa economía no generaría el crecimiento del empleo necesario para bajar la tasa de desempleo", dijo Rosenberg.


Este es un panorama mucho más oscuro que el que presentó el Gobierno del presidente Barack Obama en sus últimas proyecciones presupuestarias, que muestran que el crecimiento económico repuntaría al 3,2 % el próximo año y llegaría al 4,6 % en 2012.
También pone en duda la persistencia de un reciente avance del mercado de acciones, donde el índice Standard & Poor's 500 ha ganado más de 30 % desde el mínimo visto en marzo.


El escenario más pesimista supone que los bancos tardarán años en recuperarse de las pérdidas que, según creen algunos economistas, podrían llegar a US$4 billones, que los consumidores recorten el endeudamiento y el gasto mientras reparan el agujero de US$11,2 billones que sufrieron sus ahorros el año pasado, y que la explosión del endeudamiento público eleve las tasas de interés.


Si la proyección resulta precisa, dejaría a la economía vulnerable a una perturbación, como alguna subida fuerte de los precios del petróleo, y podría forzar a Estados Unidos a emitir aun más deuda de lo que prevén los inversores. Eso podría aumentar el costo del financiamiento tanto para el Gobierno como para el sector privado.


AJUSTE DIFICIL


Normalmente, las recesiones profundas son seguidas de potentes recuperaciones porque cuando finalmente retorna la demanda, las compañías rápidamente elevan la producción. Eso ayuda a explicar por qué Wall Street se ha sentido optimista acerca de las perspectivas de recuperación.


No obstante, las recesiones causadas por las crisis financieras pueden ser largas, profundas y más difíciles de resolver.


El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, dijo el jueves pasado que la actual crisis fue "causada en gran parte por demasiado endeudamiento y demasiado crédito. Y el proceso de ajuste de eso será difícil".


Cuán difícil será ese ajuste, depende en alto grado de cuánto alteren su conducta los consumidores.


El dicho "nunca apuestes contra el consumidor estadounidense" ha sido rentable por muchos años.


Pero si esta crisis ha alterado permanentemente la actitud del consumidor hacia la deuda, pondrá una carga considerable sobre el crecimiento, porque el gasto del consumidor explica más de dos tercios de la actividad económica estadounidense.

 

 

 


(Reuters)