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En el centro el presidente Barack Obama, el Primer Minister de Italia, Silvio Berlusconi y el presidente de Rusia Dmitry Medvedev. En la fila del frente, el ministro de relaciones exteriores Saudí, Prince Saud Al-Faisal, el presindente de China, Hu Jintao y el Primer Ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown. Centro izquierda, el Primero Ministro Turco Recep Tayyip Erdogan. En la parte izquierda arriba, se encuentra el Primer Ministro de Tailandia Abhisit Vejjajiva. A la derecha, el presidente de Sur África, Kgalema Motlanthe.

Cumbre del G-20 dispara cambios serios

Acordaron capitalizar con US$1.100 millones al FMI y al Banco Mundial, y hay una decisión firme de regular intermediarios financieros no bancarios como los fondos de cobertura y acabar con los paraisos fiscales.

2 de abril de 2009

Quienes creen que la cumbre del G-20 pasó sin pena ni gloria se equivocan. La reunión de los jefes de Estado de los países más poderosos del mundo marcó el inicio de un cambio profundo en la arquitectura financiera mundial.

 

La decisión más visible está quizás ne el acuerdo de capitalizar con US$1.100 millones al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que ayuden a los países del mundo más necesitados. 

 

Pero al lado de eso, hay cosas tan importantes como la decisión de vigilar intermediarios no bancarios como los fondos de cobertura, apretar los requisitos patrimoniales para los bancos y acabar con los paraísos fiscales que guardan el secreto bancario a toda costa.

 

Además en el manejo de las finanzas internacionales se terminó con un acuerdo tácito que hacía que la presidencia del Banco Mundial era para Estados Unidos y la del FMI para Europa. Ahora se buscará a los mejores.

 

De otra parte, el G-20 acordó además renunciar al proteccionismo y prometió US$250 millones para financiar el comercio en los próximos 2 años — una medida clave en la ayuda a los países en desarrollo sumidos en apuros financieros por la recesión, a los que prometieron mayor voz en los asuntos económicos mundiales.

 

Con estos resultados, los ganadores son Francia y Alemania, que encabezaron el movimiento para forzar a Estados Unidos a tomar una acción más fuerte en la recuperación mundial, por cuanto el origen de la crisis está en prácticas financieras en ese país.

 

Los otros ganadores, son los inversionistas que han visto una recuperación en los índices bursátiles por efecto del entusiasmo que produjo la reunión.

 

Pierden los empresarios financieros no vigilados y los inversionistas en paraísos fiscales, lo mismo que los gobiernos de esas naciones. "Los tiempos de los paraisos fiscales han concluído", dijo enfáticamente varias veces y con las  mismas palabras, el presidente de Francia Nicolás Sarkozy para referirse al tema.

 

Los cambios propuestos por el G-20 a la arquitectura financiera se tomarán su tiempo, pero no hay duda que llegarán, porque es la manera de defender al mundo de la próxima crisis.

  
 

Lo político
El presidente estadounidense Barack Obama, en su primera incursión prominente en la diplomacia internacional, no logró que los socios comerciales de Estados Unidos invirtiesen más fondos en programas de creación de empleos, como han hecho Washington y Londres. La propuesta encontró enérgica oposición de Francia y Alemania.

 

Sin embargo, ya era evidente mucho antes del comienzo de la reunión que había escaso apoyo a nuevos gastos de estímulo fuera de Estados Unidos y Gran Bretaña.
"Creo que anduvimos bien", dijo Obama a la prensa. "Hemos convenido una serie de pasos sin precedentes para restablecer el crecimiento e impedir que vuelva a ocurrir una crisis como ésta".

 

Por su parte, el presidente francés Nicolas Sarkozy, que había amenazado retirarse si no estaba satisfecho con el resultado de la reunión, elogió a Obama por contribuir a crear consenso y persuadir a China que publicase listas de paraísos impositivos.

"Hubo momentos de tensión", admitió Sarkozy. "Nunca hubiéramos pensado en concretar un acuerdo tan amplio".
 

Por otro lado, La canciller federal alemana Angela Merkel calificó las medidas de "compromiso muy, muy bueno, casi histórico" que brindarán al mundo "una arquitectura más clara de los mercados financieros".

 

Así mismo, el primer ministro británico Gordon Brown dijo que los 20 países aplicarán políticas para reprimir los paraísos fiscales, regular los fondos de inversión alto riesgo y recrear la confianza en el sistema financiero con el fin de "impedir que vuelva a suceder una crisis como ésta".


Añadió que se dará a las potencias emergentes un mayor poder en las decisiones que afectan la economía mundial.


Brown no explicó las nuevas medidas fiscales, pero dijo que los paquetes de estímulo anunciados por los países en desarrollo son los más amplios de la historia.



En esta reunión, se prometió además un conjunto de medidas para restaurar la confianza en el sistema financiero y nuevas normas que liguen el salario y compensaciones de los ejecutivos con le rendimiento y los beneficios de sus empresas.


Aunque no acordaron medidas fiscales nuevas, Brown dijo que el US$1.100 millones  adicionales para el FMI, el Banco Mundial y otras instituciones globales es un gesto sin precedentes.


"Hoy, los mayores países del mundo acordaron un plan global para la recuperación económica y la reforma" del sistema financiero, dijo Brown.


"Por primera vez contamos con un enfoque común para limpiar los bancos de todo el mundo y para reestructurar el sistema financiero mundial. hemos mantenido nuestro compromiso para ayudar a los más pobres del mundo", insistió el primer ministro británico.


"Se trata de una medida colectiva de personas de todo el mundo que hicieron lo mejor que pudieron".


El comunicado del G-20 tendió un puente entre las diferencias de Estados Unidos y los países europeos encabezados por Francia y Alemania sobre el cambio de las regulaciones para limitar los excesos del mercado que dieron pie a la presente crisis.

 

 

(Agencias/AP/Dinero)