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Correa arremete contra Chevron-Texaco por daño ambiental

Pablo Fajardo, uno de los abogados demandantes, aclaró que la intención no es que "el ejecutivo intervenga en la función judicial" pero resaltó la importancia de que Correa y varios ministros expresen su apoyo "a la gente que está sufriendo ... por los efectos dejados por Texaco".

26 de abril de 2007

La Victoria, Ecuador.- Abriéndose paso entre la espesa vegetación amazónica e ingresando directamente hasta lugares con residuos de explotación petrolera, el presidente Rafael Correa fustigó el jueves las operaciones petroleras que Chevron-Texaco realizó en el país y acusó a la transnacional de ser responsable de una contaminación más grave que la provocada por el derrame del Exxon-Valdez en Alaska.

"Tierra con petróleo compañeros", exclamó Correa durante un recorrido por la zona, tomando entre sus manos un puñado de tierra de lo que dijo había sido uno de los lugares de explotación petrolera dejado por la empresa estadounidense, que operó en Ecuador entre 1964 y 1990.

Ahora ese sitio, 210 kilómetros al este de Quito, es parte de la propiedad de Manuel Salinas, un anciano de 76 años, quien lamentó que no puede cultivar en su terreno porque la tierra y el agua están contaminadas por "culpa de Texaco", según dijo. El hombre, vestido modestamente, también acusó a la petrolera de los problemas estomacales y de la piel que soportan él y su familia.

Correa luego de escuchar atentamente el relato de Salinas, quien en el lugar desde hace 25 años, dijo que "éste es el daño causado... a la Amazonía ecuatoriana por la explotación de Chevron-Texaco, 30 veces mayor que el daño que causó el derrame del (buque-tanque) Exxon-Valdez, pero pareciera ser que si sucede en el tercer mundo no importa".

"Ya basta de eso", añadió.

El gobernante aludió al derrame petrolero del Exxon-Valdez en 1989, en Alaska que contaminó 1.600 kilómetros de costas. Vestido con un pantalón y una camisa de jean y con botas de caucho, Correa recorrió varios lugares presuntamente contaminados rodeado de decenas de pobladores, algunos de los cerca de 30.000 habitantes de la Amazonía que enjuiciaron a Chevron-Texaco por daños ambientales y a su salud.

Los demandantes piden alrededor de 6.500 millones de dólares acusando a la compañía de no cumplir con la mejora ambiental y verter a los ríos y afluentes unos 18.000 millones de galones de aguas tóxicas producto de la explotación petrolera.

"Aquí no hubo remediación sólo taparon todos los desechos", expresó Correa apoyando la tesis de los demandantes, en la primera demostración de respaldo de un presidente ecuatoriano a esta causa. Correa, un economista de izquierda, en el poder desde enero, sostuvo que "ahora Texaco no niega el daño ambiental", pero culpa de ello a la empresa estatal Petroecuador, accionista mayoritario del consorcio, y que se hizo cargo de las operaciones cuando Texaco dejó el país.

Al dejar el país Texaco suscribió un acuerdo con el Estado que evaluó la recuperación ambiental y avaló su trabajo, eximiéndolos de cualquier perjuicio.

"Esto es una estafa para el país", dijo Correa, refiriéndose al acuerdo de Texaco con el estado y dijo que la fiscalía debe reabrir un proceso para determinar responsabilidades penales a quienes suscribieron ese acuerdo. "Lamento que el presidente tome partido", dijo a la AP Rodrigo Pérez, uno de los abogados de Chevron-Texaco. "Los juicios deben seguirse de acuerdo a las pruebas y a los actos procesales que constan en el proceso y no por las declaraciones del ejecutivo, ni de la prensa", agregó.

 

 

AP