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Bush regresa a Texas

21 de enero de 2009

Washington.- Al partir de la Casa Blanca por última vez, el ex presidente George W. Bush lanzó el martes un beso por la ventanilla de su limusina, un gesto que coronó ocho años de gobierno marcados por dos guerras, una recesión y el mayor ataque terrorista en Estados Unidos.

La partida de Bush fue agridulce. Dejó el mando con niveles de aceptación históricamente bajos pero continuó con buenos ánimos, sonriendo y participando en la celebración del ascenso del nuevo presidente Barack Obama, el cual brilló a pesar de que enfrenta retos enormes, en especial la depresión económica.

De acuerdo con un ritual de la Casa Blanca, Bush dejó una nota para Obama en su escritorio de la Oficina Oval, en la que le deseaba lo mejor.

"No daré detalles, pero lo que escribió es similar a lo que ha dicho desde la noche de las elecciones sobre el nuevo capítulo fabuloso que el presidente Obama está a punto de comenzar y que le desea lo mejor", dijo la ex secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, con relación a la nota.

Bush y su esposa Laura asistieron a la juramentación de Obama como 44to presidente en la historia del país y luego abordaron un helicóptero que los aguardaba junto al Capitolio. De acuerdo con la tradición, el nuevo presidente y su esposa los acompañaron hasta la nave.

Los Bush se dirigieron a la base aérea Andrews en Maryland, donde abordaron un avión con destino al sur.

Su primer destino fue Midland, Texas, para una recepción en la misma ciudad que los despidió hace ocho años para su propia juramentación en el 2001.

Una multitud de unas 20.000 personas dio la bienvenida a Bush y su esposa en la plaza central de Midland, el lugar donde Bush pasó su infancia. El avión del presidente sobrevoló a la plaza a baja altura, al tiempo que los congregados agitaban letras "W" de colores azul, blanco y rojo.

"La presidencia fue una experiencia jubilosa, pero a pesar de lo grandiosa que fue, nada se compara con una puesta de sol en Texas", dijo Bush junto a su esposa. "Esta noche tengo el privilegio de decir las palabras que he esperado un tiempo para pronunciar: 'Es bueno estar en casa"'.

Bush, que el miércoles despertará en su hacienda de 647 hectáreas en Crawford, en el mismo estado, dijo que fue a Washington con principios bastante claros y que se retiró manteniéndolos intactos.

"Nunca dejé que una encuesta de opinión me dijera qué era lo que tenía que hacer y llego a casa con mi frente en alto y una sensación de logro", dijo.

 

AP