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Brasil pide a la OMC mecanismos para combatir los desequilibrios cambiarios

Brasil pidió hoy establecer mecanismos, existentes o nuevos, en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para combatir los desequilibrios cambiarios que afectan a las economías exportadoras y evitar así "una ola de proteccionismo".

27 de marzo de 2012



La OMC celebró hoy el primero de los dos días de un seminario a puerta cerrada para analizar el impacto de los tipos de cambio en el comercio internacional a petición de Brasil, que se siente perjudicado por la revaluación de su moneda y lo que considera una devaluación artificial de divisas como el dólar, el euro o el yuan.

El embajador de Brasil ante la OMC, Roberto Azevedo, aseguró que la primera jornada sirvió para constatar que nadie niega que exista un des-alineamiento cambiario (el continuo cambio al alza o a la baja de una divisa) como el que está afectando a las exportaciones brasileñas, aunque haya discrepancias sobre sus causas y raíces.

En este contexto, Azevedo consideró que, una vez determinado que ese desequilibrio existe, a la OMC le corresponde proporcionar "los mecanismos, disciplinas, existentes o nuevas, que permitan hacer frente a la situación, evitando una espiral de proteccionismo". Azevedo instó a la OMC a "ofrecer una contribución más allá de la discusión", una contribución que "puede ser más eficaz y operativa, desarrollando disciplinas que hagan frente a los aspectos comerciales relacionados con los tipos de cambio".

El embajador brasileño aclaró que a la OMC no le corresponde solucionar las causas por las que se producen estos desequilibrios cambiarios ni señalar culpables, sino determinar qué se puede hacer al respecto una vez identificado y cuantificado el problema. En su opinión, la discusión interesante en el seno de la OMC a partir de ahora es la orientada a evaluar las disciplinas y mecanismos ya en marcha en la OMC en la solución de otros problemas comerciales para su eventual aplicación a los tipos de cambio.

Azevedo subrayó que la discusión gira en torno a los desalineamientos -que no son una fluctuación del día a día, sino "cambios significativos en los niveles de tipo de cambio"- y admitió que, pese a la unanimidad acerca de la existencia de un problema, "no hay en estos momentos un consenso sobre el camino a seguir".

La lectura positiva fue que "se empieza a dar forma a una conversación que se mueve desde el diálogo abstracto hacia algo más real" y que "hace años nadie se hubiera imaginado esta discusión". En la primera jornada del seminario participaron representantes de los sectores privado y público, que ofrecieron sus visiones sobre las causas y efectos de los desequilibrios cambiarios.

Se habló sobre la intervención directa de los Estados en el mercado cambiario para controlarlo, práctica de la que se acusa a China, y de las intervenciones fiscales y monetarias tras la crisis, particularmente en EEUU y Europa, que han provocado grandes flujos de capital transfronterizos, afectando a los tipos de cambio.

En el caso de Brasil, el consejero delegado de Coteminas, Josué Gomes da Silva, expuso que en un periodo de cinco años las exportaciones se multiplicaron por seis, una situación que se ha revertido enteramente en los tres años posteriores a la crisis por la devaluación de las grandes divisas y la apreciación del real.

El seminario fue inaugurado por el director general de la OMC, Pascal Lamy, quien advirtió de que esta institución no puede resolver por si sola las cuestiones macroeconómicas que afectan a la fluctuación de los tipos de cambio. "El sistema de la OMC, sus políticas y reglas, no podrán resolver las cuestiones macroeconómicas que están en el núcleo de los comportamientos de las divisas en todo el mundo", dijo Lamy.

"Las reglas de la OMC no arreglarán las pautas nacionales de consumo o de ahorro, no solucionarán los problemas de competitividad de las industrias domésticas, no determinarán las tasas de interés nacionales", afirmó Lamy, que apostó por un enfoque global. Lamy defendió "impulsar la reforma del sistema monetario internacional" y argumentó que "los intentos unilaterales para cambiar o retener el sistema actual no funcionarán".

Se trata de una asignatura pendiente desde el derrumbe hace cuatro décadas del sistema de Bretton-Woods, nacido tras la II Guerra Mundial, con el que, según recordó Lamy, "había un sistema de ajuste ordenado de las tasas reales de cambio". "El sistema no era ideal, pero se mantuvo. Pero había un sistema, que proporcionaba un sentimiento de gobierno organizado del sistema monetario internacional. Esto es lo que hoy nos falta", indicó. 

EFE