Argentina pide a China reequilibrar deficitaria balanza comercial

Buenos Aires - Zhang Zhijun compartió hoy un almuerzo en Buenos Aires con el canciller argentino, Héctor Timerman, la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.

"Debemos tender a equilibrar la balanza no solo en lo comercial sino también en el trabajo que en cada país genera ese intercambio, de modo tal que las exportaciones argentinas sumen cada vez mayor valor agregado", aseguró Giorgi tras el almuerzo.

La ministra destacó en un comunicado que las autoridades de China, uno de los principales socios comerciales de Argentina, "comparten esta visión de la relación bilateral".

China es el segundo mayor proveedor global de Argentina, con una cuota del 14% sobre el total de las importaciones del país suramericano, que el año pasado acumuló un déficit en su balanza comercial con este país asiático de US$1.790,1 millones.

Según datos oficiales, el año pasado Argentina exportó a China US$5.858,6 millones, un 60% más que en 2009, e importó desde su socio asiático US$7.648,8 millones, con un alza interanual del 59%.

Hace dos semanas funcionarios técnicos de ambos países se reunieron en Buenos Aires para analizar la marcha de los intercambios bilaterales.

El encuentro de hoy con el vicecanciller chino se produce en la jornada en que entró en vigencia una resolución del Gobierno de Cristina Fernández para ampliar de 400 a 600 los productos alcanzados por el sistema de licencias no automáticas a las importaciones.

En rigor, la resolución adoptada por Argentina no impide el ingreso de los productos comprendidos en la medida, sino que somete el trámite del permiso para importar a un proceso de revisión que puede durar hasta 60 días.

El Gobierno de Fernández adoptó esta medida bajo el argumento de proteger a determinados sectores industriales argentinos de una supuesta "competencia desleal" desde el exterior y asegura que la resolución no infringe ninguna norma de la Organización Mundial del Comercio.

Argentina ya había adoptado disposiciones similares en 2008, cuando eclosionó la crisis global, lo que le valió el malestar de China, entre otros países.

(Efe)