A la gente pareciera dolerle el mundo y la tragedia cuando los muertos y heridos son cientos o miles, pero cuando van a cuentagotas como en Colombia, pasan de “agache”. | Foto: Bloomberg

TERRORISMO

Muertos: ¿a cuentagotas no se notan?

Análisis: "Hoy el epicentro de la noticia es la sala Bataclán. Sin embargo, ¿los muertos y heridos a cuentagotas como en Colombia pasan de 'agache'?"- Adriana Patricia Guzmán

22 de noviembre de 2015

Arde París mientras escribo esta nota. Casual, nefasto, ilógico, pero el primer editorial del año también tenía a París como protagonista.

Hoy el epicentro de la noticia es la sala Bataclán, ubicada a pocos pasos de la plaza de la República, donde en enero de este mismo año los franceses se reunieron para gritar "Je Suis Charlie" tras los atentados yihadistas al semanario satírico Charlie Hebdo.

Como ya es usual, los hechos de dolor y trascendencia mundial están repletos de mensajes sensatos e insensatos en las redes sociales. A la gente pareciera dolerle el mundo y la tragedia cuando los muertos y heridos son cientos o miles, pero cuando van a cuentagotas como en Colombia, pasan de “agache”.

Este mes de noviembre podría servirnos para hacer cuentas. Hemos tenido muchas “conmemoraciones” que nos sirven para sumar: recordamos que hace ya 20 años asesinaron a Álvaro Gómez, un político, un pensador y un gran periodista, una fama que iba velada entre el Acuerdo sobre lo Fundamental y la Constituyente, en sus últimos años de trabajo. Con él, por supuesto, murieron sus sueños y los de miles de colombianos que le apostaban a sus políticas.

¿Hubiera sido presidente? Siempre he pensado que no. Tarde o temprano lo hubieran segado. Pero lo que pocos recuerdan es que con su muerte, vino la muerte de la ilusión de unos cuantos por hacer un periodismo distinto. Síntesis Económica fue una publicación seria, que buscaba ir más allá de lo evidente, una revista que intentó dar el salto al mundo de hoy, pero justo cuando había dado el paso, las balas se travesaron y se fue al vacío, con unos cuantos periodistas que nos quedamos sin trabajo, pero ante todo, el periodismo económico quedó con un gran ausente. Eso quizá no cuenta.

Luego, conmemoramos los 30 años del Palacio de Justicia y la tragedia más que anunciada de Armero. Aquí los números suman y mucho, porque hay cuentas ciertas y cuentas inciertas. Y se añaden recuerdos que matan más que quienes encontraron con más tranquilidad una morada segura. Estaba todavía en el colegio y una compañera de mi ruta perdió a su mamá en la cafetería del Palacio, pero “perdió” aquí fue literal. Nunca se supo de ella.

¿En Armero qué decir? Particularmente por estos días, ríos de tinta han revivido la historia y cientos de imágenes traen a la memoria el día en que cada quien supo de la tragedia. Aquí los números son grandes, muy grandes y exponenciales, pues cada día salen nuevas historias, testimonios, verdades.

A todo esto, simple, pero tristemente hay que sumar y sumar, los muertos de la violencia (por la que supuestamente estamos buscando la paz), los muertos de las riñas callejeras y los del resultado de la insensatez del trago al volante; los muertos del narcotráfico, los de los padres que mataron a sus hijos o los de los hijos que mataron a sus padres; los muertos del suicidio, los muertos del aborto y la eutanasia; los muertos del secuestro (que por cierto, dejó de estar de moda, pero busquemos los números), los muertos del descuido de niños y ancianos; los muertos que se alistan a serlo, fruto de la soledad, el desconsuelo, el abandono, la enfermedad, la negligencia. Los muertos que a cuentagotas no se notan.

Adriana Patricia Guzmán
Decana Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana